Historia de una derrota y de una decisión inexplicable del mejor entrenador, Gregg Popovich
A pesar de ser considerados una de las parejas más exitosas en la historia de la NBA, Gregg Popovich y Tim Duncan no están exentos de cometer errores. A lo largo de su destacada trayectoria juntos, se han enfrentado a decisiones cuestionables en momentos críticos, mostrando que incluso los mejores en su campo pueden cometer fallos. Estos errores, aunque raros, han servido como recordatorio de la humanidad inherente a todos, independientemente de su habilidad o reputación.
Soy aficionado a Boston Celtics, pero el equipo que más me ha gustado desde que sigo la NBA (los 90) ha sido San Antonio Spurs, por múltiples motivos aunque, el principal, es ver a dos directores de orquesta juntos, Popo y Tim. Curiosamente, dos deportistas tan laureados tienen mi total respeto no solo por sus victorias (5 anillos), sino por sus derrotas y la lección de manual que daban del saber perder que, seamos honestos, es muy complicado:
“El éxito no es solo ganar, sino cómo te enfrentas a la derrota”, Gregg Popovich.
Esta es una historia de una derrota y de cómo esta fue la primera palabra de uno de los capítulos de oro de la NBA en el Siglo XXI o del “Tim Siglo XXI Duncan”, que diría Andrés Montes.
Finales NBA 2013, sexto partido. Miami, Florida
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Los Spurs llegan al sexto partido con la serie 3-2 y con dos oportunidades para alzarse con su quinto anillo en el pabellón de los Heat, ya que el formato de las finales era de 2-3-2. Todo se decidirá en Miami.
El sexto partido no puede ser descrito como completamente dominado por los Spurs, pero lograron mantenerse en la delantera al llegar al descanso y estaban liderando por 12 puntos (75-63) con solo un minuto restante en el tercer cuarto.
Último minuto del partido. Ginóbili extendió la ventaja de su equipo a cuatro puntos tras un error inexplicable de James, dejando a los Spurs con medio anillo en el bolsillo a menos de 30 segundos para el final. Incluso los más destacados jugadores de la historia pueden experimentar nerviosismo cuando el campeonato está en juego. Mientras tanto, en el banquillo, los visitantes se aferraban con nerviosismo, entre ellos Tracy McGrady, quien, a pesar de haber regresado de China para esta ocasión, apenas había jugado unos minutos en toda la temporada y nada en las Finales.
Ginóbili convirtió uno de dos tiros libres, ampliando la ventaja de los Spurs a cinco puntos (94-89) con solo 28 segundos restantes. En ese momento, tras el tiempo muerto solicitado por Spoelstra, Popovich optó por sentar a Duncan. Una decisión que dejó perplejos a muchos. Yo todavía sigo dándole vueltas a esa decisión, incluso el propio Popovich ha reconocido que también. Sin embargo, Duncan, que en el momento no lo comprendió y gracias a ello escribimos este artículo, sí que la respeta, siempre fue más un jugador de equipo que un individualista.
En ese momento, los Heat lograron un rebote ofensivo, con LeBron James anotando un triple en su segundo intento. Y como suele suceder con los grandes jugadores, Kawhi Leonard solo pudo convertir un tiro libre en el otro extremo de la cancha, dejando la oportunidad abierta para que los Heat igualaran el marcador con un triple y ambos equipos sin tiempo muerto. Duncan estaba en la cancha para el primer lanzamiento desde la línea de tiros libres, pero Popovich lo sustituyó por Boris Diaw para el segundo intento.
A Popo le salió cara la apuesta y, el desenlace, ya lo conocemos todos. Una vez más, LeBron, visiblemente nervioso en los momentos finales del partido, lo que contrastó con su asombrosa actuación (32 puntos, 10 rebotes, 11 asistencias al final), falló un intento de triple. Chris Bosh recuperó el rebote y Ray Allen resolvió desde la esquina, demostrando su habilidad única como tirador con una capacidad de improvisación excepcional. Y, digámoslo, una estética de salto y lanzamiento preciosa. Victoria de los Heat en el tiempo extra.
Los Spurs lo habían rozado, pero perdieron en la prórroga ante los favoritos, Los Heat del Big Three de Pat Riley. Provocando las palabras favoritas del mítico Bill Russell: “game seven”. De nuevo en Miami.
El desenlace
Las finales llegaban 3-3 y yo no sabía qué hacer. Estaba en el último cuatrimestre antes de licenciarme en Periodismo y tenía que estudiar, pero también tenía que ver el final de esta historia, lo que me llevaba a organizarme muy bien y a estar un poco cabizbajo porque, en uno de los momentos más importantes de mi vida, las finales de la NBA era lo único que quería ver. Algo así debieron sentir los jugadores y el staff de los Spurs que, tras la conclusión del sexto partido, lucían derrotados, abatidos, como si no tuviesen otra bala para intentar conquistar el anillo. Lo cierto es que, de alguna forma, el rebote de Bosh y el triple de Allen, habían empezado a ganar ese campeonato.
Game seven. A pesar de todo, los Spurs se aferraron a su filosofía y pelearon el partido de tú a tú a unos Heat que no estaban exentos de talento. Llegaba el final y en el último minuto, a falta de 50 segundos, clutch time, con 88-90 en el marcador, Tim Duncan falla una canasta de las que le hemos visto meter en mil y una ocasiones. En el repliegue defensivo, desbordado por estar en el banquillo durante el sexto partido y por fallar esa canasta cantada, el bueno de Tim, uno de los jugadores más educados que hemos visto en un pabellón, canaliza toda su frustración dando un manotazo al parqué de la pista. Una imagen que, unida al triple de Allen, son el resumen perfecto de unas espectaculares finales de la NBA a través de la imagen fija. Los Heat ganaron por 95-88 y fueron campeones de la NBA.
La derrota solo es el principio
Si esta película la dirigiese Robert Zemeckis, cogeríamos el Deloran y viajaríamos directos al futuro, a las finales NBA 2014, de nuevo, con los mismos actores: Miami Heat y San Antonio Spurs. Dice Popo que el anillo de 2014 empezaron a ganarlo tras escapársele en ese sexto partido que tenían casi resuelto en Miami. Que estaba orgulloso de su equipo: “El éxito verdadero no se trata solo de ganar, sino de cómo te comportas en el proceso”. Y el proceso fue duro y culminó con su última gran obra (con permiso de Wembanyama, que pinta bien). Los Spurs ganaron su quinto anillo un año después en algo que, nadie en el seno de la franquicia texana, denominó como revancha.
San Antonio Spurs venció jugando, además, el mejor baloncesto que se recuerda en la historia reciente de la NBA. Sin duda, un equipo admirable.
Esta parte del texto es, como parece evidente para el lector, mucho menos extensa que las anteriores, pero es que esto no es una historia de ganadores, sino de cómo saber perder y del ‘manotazo de Duncan’.
“La simplicidad es la mejor forma de profundidad”, Gregg Popovich.
PD. Recomendable este documental en el que cuentan lo duro que fue perder las finales de 2013 frente a Miami Heat. Diálogo entre Popovich, Parker, Ginóbili y Duncan.

